Un nobel en la universidad de Córdoba
Ricardo Valentini, Premio Nobel de la Paz en el 2007 como miembro del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), principal organismo de Naciones Unidas para la evaluación científica del cambio climático visitó la primera semana de mayo nuestro grupo de investigación para participar como ponente en el Ciclo de Conferencias “Retos y Perspectivas de la Selvicultura y la Ecología Forestal Frente al Cambio Global”. En su conferencia nos habló de sensorización de árboles para el estudio sobre la interacción del clima con el Sistema Tierra. El de Valentini es un currículum bastante extenso y su principal área de estudio es la influencia de los usos del territorio y la selvicultura en el ciclo de carbono, la biodiversidad y la bioenergía.
En su intervención, Valentini estuvo acompañado por Enrique Quesada, Vicerrector de Investigación y Desarrollo Territorial (en el centro de la foto); Rosa Gallardo, directora de la ETSIAM; por Francisco José Ruiz (investigador del grupo ERSAF, situado a la izquierda) y por el director de este grupo de investigación, el Catedrático Rafael María Navarro Cerrillo (a la derecha de la foto).
Su ponencia se centró en torno a las causas de la mortalidad extensiva de árboles y ha repasado los diferentes métodos empleados por la comunidad científica para abordar simultáneamente las diferentes funciones del árbol, como la fotosíntesis y la transpiración a nivel de la hoja. En este sentido, ha presentado el dispositivo diseñado para, aprovechando la nueva tecnología y los últimos desarrollos en la ciencia de los sensores, medir simultáneamente parámetros como el crecimiento radial del árbol, indicador de la asignación de carbono fotosintético en la biomasa; el flujo de savia, como indicador de la transpiración de los árboles y la funcionalidad del transporte del xilema y su humedad, como indicador de la funcionalidad hidráulica; la penetración de la luz y la estabilidad del árbol, fundamental para prever su caída. Además, el profesor explicó algunas iniciativas globales para compartir datos que permitan aportar evidencias de causalidad, fundamentales para la toma de decisiones en la gestión forestal.
En la conversación que mantuvimos con él, la discusión de si el cambio climático es una realidad o no, queda zanjada. Con una extensa red de fuentes de datos climáticos tomados durante más de 30 años, los datos hablan por sí solos, no son una opinión, son hechos.
Estas son algunas de las preguntas que contestó en la rueda de prensa previa a la Conferencia.
– ¿Qué sucede en la región mediterránea?
La región mediterránea es un punto caliente, clave en estos cambios climáticos. El clima se está calentando en esta zona más rápidamente que en el resto del mundo. El cambio climático es como un elefante, algo muy grande, difícil de mover, pero cuando lo mueves es muy difícil retornarlo a la posición inicial. Eso significa que, por ejemplo, Córdoba también esté afectada y aquí las temperaturas puedan subir hasta 1,2 ºC.
– ¿Hay marcha atrás?
-Es muy difícil. Ya hemos empezado a mover el elefante.
-En la cuenca mediterránea está aumentando la plantación de olivos. ¿Es capaz de reemplazar la función del bosque tradicional?
-Estos cultivos agronómicos no tienen la misma relevancia en términos de biodiversidad, por lo tanto, no pueden sustituir a las masas forestales, pero en el caso del olivar, y más en el olivar tradicional, es el único cultivo agronómico, junto con la vid, que tiene una tasa de secuestro de carbono positiva, es decir captura carbono como todos los cultivos leñosos en general. Tanto España como Italia deberían poner en valor esta capacidad del cultivo, para que se incorpore a las políticas ambientales de la Comunidad Europea.
El cultivo del olivo favorece, en parte, la lucha contra el cambio climático porque «secuestra carbono», ha detallado Valentini, quien también alude a los beneficios que reportan otros cultivos como la vid o los frutales. No obstante, ha recordado que este tipo de cultivos «no funcionan como un bosque».
-Tiene usted una visión pesimista…
-Soy más pesimista que antes porque estamos yendo muy despacio para la velocidad que están adquiriendo hoy en día los cambios del ambiente. Pero tengo una pequeña esperanza en los movimientos que están surgiendo hoy, sobre todo los relacionados con los jóvenes. La gente joven cada vez está más concienciada respecto al cambio climático. Aunque es más difícil cambiar el modelo energético, donde sí podemos actuar con más eficiencia y prontitud es en nuestra cadena agroalimentaria, en la forma en la que producimos y consumimos alimentos.
Tengo una pequeña esperanza en los movimientos que están surgiendo hoy, sobre todo los relacionados con los jóvenes
– ¿Las soluciones son más bien de conciencia social y de medidas políticas que de medidas científicas?
-La solución es política. Porque al final los políticos son los que hacen las reglas y las normativas. La ciencia hoy en día está preparada para dar la respuesta al cambio climático. Ejemplo, los coches eléctricos: la tecnología ya está y hay baterías de todo tipo.<
El eje central de la actuación contra el cambio debe de ser la ética.
Si mañana se prohíben los coches de combustible fósil, pasado mañana todas las empresas están fabricando coches con baterías eléctricas porque la ciencia tiene la respuesta. Si nosotros en la Universidad o en los centros de investigación estamos haciendo grandes baterías, pero los políticos no se conciencian del problema, no vamos a conseguir nada. El eje central de la actuación contra el cambio debe de ser la ética. Defiende el uso de otros materiales para elaborar productos como los coches eléctricos -con nanomateriales-.
La solución es política. Si mañana se prohíben los coches de combustible fósil, pasado mañana todas las empresas están fabricando coches con baterías eléctricas porque la ciencia tiene la respuesta.
– ¿Hacia dónde caminamos? ¿Qué prevé en los próximos años?
-Estamos en un momento en el que las puertas del tren para cogerlo e ir hacia la mitigación del cambio climático estarán abiertas durante diez años. Hay dos escenarios claros:
1) Si seguimos haciendo lo que estamos haciendo, hacia mitad del siglo vamos a tener un escenario de más de cinco grados de calentamiento,
2) Si ahora reducimos las emisiones al 50% podremos tener a mitad de siglo un escenario de unos dos grados, que es más asumible. No podemos volver atrás, pero sí mitigarlo dos grados, que es mucho.
Pero reducir al 50% las emisiones es algo enorme y que hay que empezar ya. Y tenemos una ventana de oportunidad de diez años hasta que el tren cierre las puertas y se vaya.
Una subida media de 4ºC, que es lo que se prevé si no hacemos nada, puede crear una extinción masiva de un gran número de especies en todo el mundo, empezando por los insectos, y si el aumento es de tres grados y medio desaparecerá la floresta del Amazona, y con algo más, el deshielo.
En la película Sliding Doors – Dos vidas en un instante, en la versión doblada al español- la historia se divide en dos cuando la protagonista consigue tomar un tren o cuando llega tarde y lo pierde. A lo largo del film se pueden ver dos mundos paralelos totalmente diferentes surgidos tan sólo de una elección del personaje. A esta referencia fílmica recurre Riccardo Valentini para explicar el futuro del planeta en cuanto al cambio climático. “Tenemos básicamente dos escenarios que dependen de nosotros. En uno, el nivel de calentamiento global es más de 4.5 o 5 grados y en otro la diferencia es menor de 2 grados, lo que establece el Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Todo depende del compromiso del ser humano con el medio ambiente. De tomar un tren u otro”.
Fuentes:
https://www.eldiadecordoba.es/cordoba/cambio-climatico-Ricardo-valentini_0_1351065082.html